Fuente Diario Ole
“Hacer el gol como casi lo hice no era inesperado, sino de la forma esperada: trabando, ja”, dijo.
Dentro del desorden, yo traté de sumarse al ataque como sea porque necesitábamos el triunfo y queríamos ganarlo”.
Iban apenas 45 segundos cuando Matías Almeyda rompió líneas, metió un pique de 10 metros y trabó la salida de Torrén...
“Marcar el gol como casi lo hice no iba a ser de la manera mas inesperada, sino de la más esperada: trabando, ja-ja”.
La sonrisa en el desenlace de su reseña lo dice todo. El Pelado puso la pierna, trabajó como de costumbre y generó un revolcón de Navarro, quien atento sacó la pelota al córner. Fue la primera llegada de River, para llamarla de alguna manera, frente a Argentinos. Hubiera sido el regreso al gol del viejo caudillo desde aquel que le metió a la Universidad de Chile en las semifinales de la Libertadores del 96. Hubiera sido, en definitiva, conseguir lo que River no pudo: un golcito.
Como de costumbre, Almeyda llama cada cosa por su nombre. Por eso, mientras acepta la importancia de “tener el arco invicto”, marca que “nos falta un poco de desequilibrio de tres cuartos de cancha hacia adelante”. Y por si a alguien en River le quedaba alguna duda, repitió un concepto nítido: “Como la semana pasada, digo que debemos tener los pies sobre la tierra porque la lucha será hasta el último segundo del torneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario