jueves, 1 de diciembre de 2011

PIEL DE GALLINA

Fuente Diario Ole
Almeyda, homenajeado por la filial de Ramos Mejía, se emocionó cuando le regalaron un cuadro de su última vez en la Bombonera.

Más allá de Patricio Loustau o de Clemente Rodríguez, su gesto caló en lo más profundo de los hinchas. Fue el 15 de mayo pasado, cinco semanas antes de la última vez que se puso la camiseta de River. Su retiro, en medio del caos del descenso, quedó en un segundo plano: al día siguiente ya era el nuevo técnico. Por eso, la Filial Hermanos Onega de Ramos Mejía quiso que la fiesta por sus quince años de vida fuera la excusa para brindarle el homenaje que Matías Almeyda no tuvo. El “Pelaaaado, Pelaaaado” retumbó una y mil veces en el salón y el principal protagonista, luego de recibir la distinción de socio honorario, destapó su regalo principal. Volvió a ver esa imagen, besando la camiseta en la propia Bombonera de cara a los hinchas locales, y se emocionó. El ahora técnico, entonces, debió tomarse unos segundos y tragar saliva antes de agarrar el micrófono para agradecer...

“Yo siento lo mismo que ustedes”, arrancó Almeyda con la piel de gallina delante de más de 250 hinchas que no paraban de ovacionarlo y aplaudirlo. “Voy a dar lucha hasta el final. Con todo mi cuerpo técnico y los jugadores queremos volver a poner a River donde se merece”, fueron algunas de las palabras que pronunció delante de la gente y de tres fanáticas muy especiales: su esposa y sus dos hijas que lo acompañaron en una noche muy especial.

Justo en la previa a enfrentar al Boca de la BN, el entrenador revivió por un rato su último superclásico. Del que se fue con toda la calentura por esa mano entera, según él mismo definió, que Loustau le había metido a todo River. Más de seis meses transcurrieron desde aquella tarde, muchas otras emociones debió padecer en las hojas del calendario que dan ganas de quemarlas. Sin embargo, ese cúmulo de recuerdos y una imagen tan fuerte hicieron que al Pelado le temblara la voz. Por entonces se le reclamó por una reacción impropia para un tipo de su experiencia, que además llevaba la cinta de capitán. Pero si hay algo que no se le puede cuestionar es el sentimiento, esa piel de gallina que hoy le eriza día a día.

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