martes, 17 de agosto de 2010

CACIQUE ALMEYDA

Fuente Cancha Llena.com

No sólo sigue demostrando su vigencia tras el largo retiro; además, es figura y les gana a los competidores por el puesto

Por Claudio Mauri 16 de Agosto

Son muy pocos los defensores que aguantan un amago. Se acaban venciendo para un lado y los delanteros aprovechamos. No es defecto del defensor, es virtud del delantero." Así se expresa Diego Milito en un diálogo bien futbolero con Angel Cappa en el libro Hagan Juego . La charla fue publicada por el diario Marca en marzo de 2008, durante la etapa de Milito en Zaragoza. Habían coincidido en el Racing modelo Apertura 2003, el último campeonato del atacante en la Academia (8 goles en 18 partidos) antes de irse a Genoa. Cualquier similitud de sus palabras con su segundo gol ante Bayern Munich en la final de la UEFA Champions League no es mera coincidencia. Dicen que la operación de cadera al defensor belga Daniel van Buyten fue un éxito. Desde aquí, le deseamos una pronta recuperación.

Cumplirá 31 años el día en que la Argentina debute en el Mundial ante Nigeria. Nadie debe descartarlo del equipo titular. En octubre de 2009 no figuraba en ninguna lista. Confirmados Messi, Agüero, Tevez e Higuaín, Martín Palermo se había puesto solito entre los 23 con ese milagroso gol ante Perú. No había espacio para otro "nueve". Quizás sí para un atacante de desborde y centro como Lavezzi. Apenas llegado a Inter tras una espectacular campaña en Genoa (24 goles en la liga 08-09), de entrada debió aceptar un papel de reparto ante la presencia de Samuel Eto´o, refuerzo estelar en el intercambio con Barcelona por Ibrahimovic. En la primera fecha ante Bari, el camerunés le arrebató la ejecución de un penal. Pero en la segunda, contra Milan, lo pateó el argentino. El final de la temporada los encontró en lugares diferentes. Eto´o en un notable rol complementario como mediocampista-extremo, bien abierto sobre la derecha, y Milito como atacante principal, bien determinante. Su formidable rendimiento indujo a Mourinho a modificar su plan inicial. De un 4-3-1-2, con Sneijder como enganche, pasó a un 4-2-3-1 para que el argentino fuera el exclusivo dueño del área. Eto´o se corrió a la derecha, el holandés se quedó en el centro detrás de Milito y en el mercado de invierno consiguió, desde Lazio, la pieza que le faltaba a su rompecabezas: el macedonio Goran Pandev, otro delantero reconvertido en ventilador.

Milito marcó 30 goles en 51 partidos para el Inter dueño de la Triple Corona. Fue tan extraordinaria su temporada que también Maradona se rindió ante la evidencia y debió cambiar sus planes. En el "me dolió dejar afuera a Lavezzi", hay una silenciosa admisión de que no le quedó otra que convocar a Diego.

"El delantero tiene que amagar, venir a recibir y luego buscar el espacio. Hay que saber crearse el espacio. Eso lo aprendí de usted cuando me entrenó en Racing", le confiesa a Cappa en el reportaje. Milito representa un caso contracultural de madurez en este fútbol argentino dominado por la precocidad: juega mejor a los 30 que a los 20. Ha evolucionado con el paso del tiempo. Aprendió, se perfeccionó, mejoró en la definición, incorporó conceptos del juego. Tuvo la suerte de que a los 20 nadie le dijo que era un fenómeno y que sabía todo. En ese sentido, el elogio exagerado y fácil hace mucho más daño que la crítica. En nuestro país, muchos chicos con condiciones dilapidaron su futuro porque creyeron (y les hicimos creer) que ya habían llegado a la tierra prometida. "Cuando se tienen 20 años hay que ir asimilando cosas, conocimientos y, a partir de ahí, sí puedes dejar que se explayen en el cam

Dentro de dos semanas, se cumplirá un año de su debut en su regreso a River, del que se había ido en 1997, cuando Sevilla compró su pase en 9 millones de dólares porque creía que contrataba a un volante con llegada y gol... Tamaño desconocimiento sólo podía conducir rápidamente a la frustración y el desencanto. Matías Almeyda reencauzó enseguida su carrera en Italia, donde fue aprovechado en lo que realmente es: un mediocampista de quite, fuerte y temperamental. Estuvo ocho años en el calcio y obtuvo siete títulos.

De regreso a la Argentina en 2005, mucho le costó resolver su lucha interna entre el retiro (pues desde joven decía que no se veía siendo un jugador longevo porque sentía rechazo por las hipocresías y miserias que rodean al fútbol) y la continuidad. Su carrera se transformó en el reflejo de alguien que no sabía bien lo que quería: pasos fugaces por Quilmes, un club noruego, el fútbol subterráneo de ascenso en la C (tres cotejos y dos expulsiones en Fénix), negociaciones frustradas para sumarse a Independiente y River (gratis) en 2004. Incursiones en el showbol con Maradona; en el Súper 8 televisado de los veteranos. La idea de ser director técnico... Muchos frentes abiertos y ningún rumbo concreto.

Almeyda le agradece mucho a su psicóloga que lo haya ayudado a desentrañar el dilema existencial que tenía con el fútbol; a cubrir el vacío que se agrandaba en su vida y repercutía negativamente en sus vínculos familiares. Estuvo triste y deprimido. Hizo terapia y en muchas sesiones de diván redescubrió que el fútbol todavía podía hacerlo sentir una persona útil y darle placer. Todo muy lindo como enunciado, pero para afrontar este nuevo proyecto debía salvar una inactividad de cuatro años en la alta competencia. Físicamente no se había abandonado, pero las dudas y la desconfianza por sus condiciones atléticas eran lógicas. Nunca había sido un jugador que viviera de sus recursos técnicos. Siempre dependió más de sus pulmones y músculos, activados por un incombustible carácter ganador.

Un River inmerso en su peor hora institucional y deportiva le abrió las puertas hace algo más de un año. Parecía una apuesta de riesgo de un club desorientado y abonado a los desatinos. Lo recibió Leonardo Astrada, con quien había compartido enseñanzas y el oficio de volante central desde que apareció en la primera de River. Pero a diferencia de entonces, el de ahora no era tiempo para jugar por la gloria de títulos locales e internacionales, sino para rescatar al equipo del fondo de la tabla.

Sigue con la melena al viento como en su época de pibe, pero los rasgos de la cara lo muestran como un hombre curtido en las batallas de la cancha y de la vida. Se dejó crecer una barba candado y se sujeta el pelo con un trapo que se anuda en la nuca y del que quedan dos tiras colgando. Transmite una imagen algo salvaje: la de un cacique que defiende su territorio a sangre y fuego.

En la temporada pasada, despejó cualquier incertidumbre sobre su vitalidad y energía. La hinchada ovaciona cada muestra suya de entrega y sacrificio, como ocurrió ayer en el triunfo sobre Huracán. En un fútbol cada vez más despersonalizado, Almeyda se comprometió a fondo con la banda roja que le cruza el pecho. También ejerció de referente para concientizar a los más jóvenes de que River es mucho más que el medio más rápido para comprarse el 0 km último modelo. Predicó con el ejemplo y se ganó el respeto de todos.

El salvataje de River es una tarea de largo aliento. Tan exigente es el desafío que Cappa creyó que con Almeyda no sería suficiente. Por eso aprobó las contrataciones de Acevedo y Ballón, mientras asoma el pibe Cirigliano y espera a Bolatti. Pero el técnico tuvo la hidalguía de reconocer que Almeyda les está ganando el puesto a todos. La receta la dio el propio Almeyda después del 1 a 0 a Huracán: "Juego cada partido como si fuera una final".

Todo depende de Bolatti

River y Fiorentina llegaron a un acuerdo económico por Mario Bolatti. El club de Núñez pagará 3,5 millones de dólares (1,5 al contado y el resto en cuotas) por el 50 por ciento del pase del volante, además de cederles la prioridad a los italianos por algunos de los juveniles. La diferencia está en el contrato del ex Huracán: en Núñez están dispuestos a pagarle 600.000 por año, mientras que en Fiorentina gana 1,3 millones. Todo depende de que Bolatti resigne sus pretensiones, algo difícil.

No hay comentarios: