lunes, 11 de enero de 2010

Hay que apoyar desde el lugar que te toque

Matías Almeyda, a fondo. Cuenta cómo vive el fútbol a los 36 y dice que lo más importante es ser positivo para el grupo.
Fuente Diario Clarin





Pese a su edad, apenas 36 recién cumplidos, el encierro de la concentración no lo fastidia. Al contrario, está feliz de la vida Matías Jesús Almeyda. Claro: está en su casa (el predio donde River está realizando la pretemporada en Benavídez es de Sergio Goycochea y de él) y hacía casi media docena años que no atravesaba por una situación similar. La última concentración fue en Quilmes, en 2004. Después, se fue y vino en varias oportunidades. Se fue a Noruega, "bajó" a Fénix y principios del año pasado encontró en el Showbol un poco de alivio... Hoy, a la distancia, después de todo lo que pasó, admite, sin reprocharse nada, que cometió un sinfín de errores, casi todos producto de la juventud. "Siempre fui de la idea de dejar el fútbol joven, antes de los treinta años. Eso lo dije antes de irme a Europa. Un poco por mi forma de ser, otro poco por algunas cosas que no me agradan del ambiente... ¡De hecho me retiré joven! Bah, me retiré un montón de veces, ja... Pero reconozco que cometí un grave error. Porque íntimamente tenía cosas para darle al fútbol. El jugador que llevo adentro nunca murió", dice a Clarín con mucha sinceridad, en el arranque de la entrevista que tendrá como escenografía una amplia vista panorámica de su predio.

-¿Estás mejor ahora que hace una década?

-Nooo... Puede ser que por mi edad y por el tiempo que estuve sin jugar, que a muchos los haya sorprendido mi nivel. Pero no. A mí dame nuevamente los 25...

-¿Sí?

-Sí, ¡cómo no..!

-Pero a los 25 no tenías la experiencia ni te mostrabas tan inteligente ni tan sereno como ahora...

-Eso es cierto: la experiencia juega y mucho a favor. Entonces haría este combo: el físico que tenía a los 25 años con la experiencia, la inteligencia y la frialdad de ahora. Un combo completito, ideal. Pasa que esto es así: son muy pocos los jugadores que a los 25 años reúnen todas esas condiciones.

-Varios de los más chicos de este plantel repleto de pibes destacan tus cualidades humanas. Dicen que vos les hablás, los aconsejás, les levantás el ánimo...

-Trato de estar cerca de ellos, de marcarles el paso en lo que pueda. Yo quiero que ellos puedan disfrutar, ser felices jugando a la pelota. Como yo pasé por algunas cosas feas, les comento mis experiencias. Es lógico que los chicos comentan errores. Todos de chicos hemos cometido errores. ¿Quién no? Pero acá el tiempo pasa volando y hay que valorarlo. El tiempo que perdés no lo recuperás nunca más. Mirá mi caso: dejé, volví, dejé, volví a jugar, dejé, volví, jajaja...

-Como está la juventud y encima con los valores que tienen hoy los pibes que recién arrancan, ¿no resulta complicado que esos chicos tengan los pies sobre la tierra?

-Tal vez. Te cuento lo que sucede acá en River: al grupo de la tercera y a los pibes que subieron se los ve bien, muy bien, asentaditos, con ganas de progresar, de jugar en la Primera de River...

Dice, remarca, que los intensos trabajos de la pretemporada que se vienen haciendo desde hace casi una semana no lo están liquidando: "La voy llevando bien, por ahora..." Pero advierte: "Ojo que no van a ver a un jugador diferente. Es cierto que la pretemporada me va a venir muy bien, siempre ayuda. La necesitaba. Pero seré el mismo".

-Vas a tener una linda competencia ahora que se está poniendo bien Oscar Ahumada, ¿no?

-Siempre la luché y la seguiré luchando. Está Ahumada, estoy yo, y también vienen asomando otros chicos. Uno hace la pretemporada para empezar jugando y si no es así, habrá que apoyar desde el lugar que te toque. Hay que ser positivo para el bien del grupo.

-¿De volante central o de zaguero central?

-Donde considere el técnico que yo deba estar, ahí estaré. Lo aceptaré sin ningún drama. De volante, de zaguero central o en el banco. Lo importante es estar y ayudar a que River vuelva a ser River.

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