viernes, 22 de enero de 2010

Matias: EL CAUDILLO DE RIVER

Fuente: Critica de la Argentina

River, como suele suceder en todos los planteles de fútbol, se rige desde una estructura patriarcal. A mayor edad, –supuestamente– mayor sabiduría. Dentro de ese orden, Matías Almeyda (36 años), el hombre que partió al desierto durante varios años y volvió reciclado en un caudillo, ejerce plena autoridad sobre el resto de la comarca millonaria.

Detrás, en rigurosa cronología, lo subalterna Marcelo Gallardo (34). Ariel Ortega (35), en cambio, no sólo levita dentro de la cancha, sino que también lo hace fuera. El aura evanescente del Burrito en el vestuario es un hándicap demoledor como para convertirse en líder del plantel. El Burrito será un referente, pero no un cacique.

El dueño del equipo, entonces, es Almeyda. Y ayer por la madrugada, apenas consumado el fenomenal baile 3-1 a Boca en Mar del Plata, el Pelado más cabelludo del fútbol argentino paró en seco al Keko Villalva (17) y a Rogelio Gabriel Funes Mori (18). La imagen impactó. De un lado hablaba el líder espiritual.

Del otro, escuchaba la sangre nueva. “No se agranden, nada de levantar el perfil, todavía no consiguieron nada”, les dijo Almeyda. Los niños prodigio del siglo XXI agacharon la cabeza, obedecieron sin peros y no se registró ni una frase altisonante en el día después a una noche en la que ambos personificaron el sueño de millones de argentinos: hacer un gol en el superclásico.
“Quizás no me doy cuenta de lo que hice, pero el equipo jugó un partido muy bueno.

Este grupo se lo merece y partidos así sirven para el futuro. Siempre trabajo para convencer al entrenador y es muy lindo recibir el reconocimiento de la gente. Todavía soy chico y tengo mucho por aprender de los grandes”, dijo Villalva, con el casete del futbolista puesto.

Un cronista radial, en su afán de buscar un título con gancho, le preguntó si él había sido muy veloz o si los defensores de Boca habían sido muy lentos, y el Keko gambeteó con acierto la primera polémica de su vida deportiva: “Eso no lo sé, pero por suerte fue una gran noche”. Funes Mori también habló con la diplomacia exigida por Almeyda: “Fue una noche soñada, porque fue mi primer clásico y metí un gol. Estoy contento, no me voy a olvidar nunca de esto, es un sueño”.

Villalva y Funes Mori son una revolución para un River sedado: representan el oxígeno que la gestión Aguilar le había sacado al club. Villalva es correntino de Caa Catí, mide 158 centímetros y se llama Daniel Alberto porque su padre, fanático del Káiser, quería rendirle un tributo con su propia sangre a Passarella.

En la historia chica de River, el Keko ya tiene un lugar: en febrero de 2009 se convirtió en el futbolista más joven en haber debutado en la Primera, con 16 años, incluso antes que Pedernera o Saviola.

El año pasado, en días oscuros de Gorosito como técnico y cuando el Keko aún no era conocido, Ortega entró al vestuario y dejó dos frases tan clarividentes como su juego: “El Keko nos va a sacar campeones. Este pibe me encanta. Me hace acordar a mí”.

El mendocino Funes Mori es tan delantero y tan cuyano como uno de los atacantes más ganadores de la historia de River: Juan Gilberto Funes. Su historia es increíble: en 2000, su familia, harta de la crisis, se fue a vivir a Estados Unidos, donde Rogelio Gabriel ganó un reality para sumarse al Dallas FC. De allí, aún más insólito, pasó al Chelsea. Hasta que en 2009 llegó a River. Almeyda dice que le hace acordar a Hernán Crespo. No lo dice cualquiera: lo dice el caudillo de River.

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