jueves, 14 de abril de 2011

UN GUERRERO DE LA VIDA

Fuente Riverlate.com

En el fútbol superprofesionalizado, donde el físico manda sobre lo técnico, donde la juventud predomina
ante el mercado hambriento de cracks de temprana edad, el que manda es un Viejo León con Corazón de Samurai.

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Matías Jesús Almeyda nació el 21 de diciembre de 1973 en la ciudad de Azul, a 300 km de la capital en la provincia de Buenos Aires.

En el inicio de su trayectoria futbolística en Primera División de Argentina fue suplente de Leonardo Astrada en River Plate, aunque pronto se ganó un lugar como volante por derecha y tuvo una importancia decisiva en la obtención de la Copa Libertadores, al marcar el 1-0 en el partido de vuelta ante Universidad de Chile, que colocó a River Plate en esa final.

Con estas palabras, Wikipedia empieza a describir la vida de Matías Jesús Almeyda. Un guerrero en todo sentido.

El Pelado se fue joven de River al Sevilla para un año después recalar en la Lazio de Italia donde tendría su mejor temporada como jugador obteniendo varios títulos.

Su éxito hizo que juegue en Parma y luego en el Inter de Milan. Pero su carrera entraría en un bache cuando se hace su pase al Brescia donde no tuvo muchos partidos para demostrar que el fútbol valía la pena.

Es por eso que decidió volver al fútbol Argentino, pero las puertas se las iba a abrir Quilmes que debía jugar la copa Libertadores y armar un gran plantel.

Pero decidió colgar los botines…

Dos años después fue contratado por el FC Lyn Oslo de Noruega. Donde jugaría tan solo dos encuentros y ahí si dejaría de jugar como profesional rechazando su regreso a River Plate.

El pelado siguió jugando en el Showbol junto con Maradona y otros ex futbolístas. Pero en el 2009 volvió a la actividad en el Club Fénix. Jugó 4 partidos y lo expulsaron en dos ocasiones.

Volvió a dejar la actividad para participar en el equipo Senior del Club Atlético River Pate junto a Gabriel Amato y Enzo Francescoli. Este último vio que su estado físico era óptimo y lo convenció de volver a jugar y fue en River justamente donde se le iba a dar una oportunidad.

El 30 de agosto de 2009, por la segunda fecha del Torneo Apertura, jugó su primer partido en el torneo luego de 13 años sin vestir la camiseta de River Plate. Entró a los 43′ del segundo tiempo reemplazando a Diego Buonanotte y a los dos minutos de juego ya había sido amonestado.

Muchos descreían del estado de Matías, muchos se burlaron de las acciones de River en traer a un jugador retirado del fútbol. Muchos, muchos no tenían idea de lo que decían…

Hoy por hoy el Pelado es el emblema, es el estandarte de este equipo. Es el jugador que a pura presión, alma, corazón y ¡huevos!… lleva a River por el camino de la recuperación.

Almeyda es aquel jugador que todos queremos ver en nuestro plantel. Es aquel que con palabras te llega al corazón, aquel que dice lo justo y necesario.

“Yo dije que a River no lo tenían que subestimar”. Dijo el Pelado luego de la victoria frente a Banfield. Y es verdad, pero por momentos parecía que solo él confiaba tanto en este equipo.
Un verdadero hombre sin casette.

En este fútbol superprofesionalizado, Almeyda, es un profesional enserio. En este fútbol donde el físico manda, Almeyda, tiene el físico más privilegiado. En este mundo donde todo es un negocio… para el Pelado el único negocio es ser fiel a la camiseta que lleva tatuada en la piel. Almeyda es fiel al sentimiento. Ese mismo que te hace erizar la piel por escuchar la tribuna vibrar y estallar. Ese mismo sentimiento que te llena el corazón de rojo y blanco a tal punto que parece que fuera a explotar.

Matías Jesús Almeyda es un profesional con todas las letras. Un león dentro y fuera de la cancha. Pero es fiel a si mismo, a los colores y a sus sentimientos. Como el Samurai… un Guerrero de la vida.

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