miércoles, 17 de noviembre de 2010

Almeyda los hizo mejores

Fuente Diario Ole:
Sergio Dubcovsky - sdubcovsky@ole.com.ar

La distancia futbolística, la enorme distancia que hubo entre River y Boca, no tuvo que ver con cuestiones técnicas o tácticas sino con el caudal anímico que cada equipo hizo correr desde el comienzo del partido hasta el final. River le imprimió al juego una intensidad y una densidad que Boca no logró procesar jamás. Ahí, en las divididas, en la presión, en la agresividad bien entendida, el equipo que ahora dirige Juan José López empezó a construir uno de esos triunfos que pueden traer calma.

No hay dudas de que River se terminó beneficiando de una decisión dirigencial que Boca no se animó a tomar. El cambio de entrenador, como suele ocurrir muchas veces, redunda en un cambio decisivo de energía, de espíritu, de alma, de voluntad. Pero, claro, además de ese envión que suele generar el comienzo de un ciclo, hay que darle al regreso de Matías Almeyda una influencia fundamental. Ausente en las siete fechas que el equipo no pudo ganar en este Apertura, el volante central demostró con compromiso cómo había que jugar un superclásico. Lejos de la comodidad de refugiarse al abrigo de los centrales, Almeyda arriesgó siempre, salió a los costados, los corrió a todos y marcó cuál era el camino que había que seguir.

Y hay que creer que la diferencia la hizo él, que Almeyda hizo mejor a todos sus compañeros. Porque más allá de algunas diferencias obvias y evidentes entre este River de Jota Jota y el que paraba Angel Cappa (ayer jugó veinte metros más atrás, atacó con menos hombres, combatió más, trató de evitar de cualquier forma las descompensaciones, entre otras) los muchachos que jugaron ante Boca son casi los mismos.

Claro, salvo Almeyda.

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